En la última década, casi todas las administraciones públicas han lanzado un portal de transparencia. Sin embargo, en muchos casos estos portales no generan valor real, se quedan en meros repositorios de PDFs o terminan desactualizados al poco tiempo.
La buena noticia es que la mayoría de los problemas responden a errores comunes que pueden prevenirse si se conocen desde el inicio. A continuación repasamos los fallos más habituales en portales de transparencia y ofrecemos claves para evitarlos y transformarlos en verdaderas herramientas de confianza ciudadana.
1. No buscar el equilibrio entre precio y calidad
El error más extendido es adjudicar el portal a la oferta más barata sin valorar otros factores esenciales: cumplimiento normativo, calidad técnica, escalabilidad y soporte especializado.
Un portal de transparencia no es una web cualquiera: debe garantizar seguridad (ENS), accesibilidad, protección de datos y posibilidad de crecer con el tiempo. La elección debe basarse en una combinación de precio, calidad y cumplimiento, no solo en el coste inicial.
2. Tratarlo como una web más
Un error habitual es concebir el portal de transparencia como una sección más dentro de la web institucional, encargada a los mismos equipos o proveedores que desarrollan páginas corporativas. El problema es que, en la mayoría de los casos, no se conocen ni aplican los criterios cualitativos, los requisitos técnicos ni las obligaciones normativas que diferencian a un portal de transparencia de una web informativa convencional.
El resultado son espacios que cumplen con la apariencia externa, pero que carecen de los estándares de accesibilidad, seguridad, interoperabilidad y calidad de datos necesarios para garantizar una transparencia efectiva y sostenible.
3. Apostar por desarrollos propios sin sostenibilidad
Algunas instituciones optan por desarrollar su propio portal desde cero. El problema es que mantener código, actualizaciones de seguridad, adaptaciones normativas e integraciones consume recursos que rara vez se tienen. Además del quebradero de cabeza de definir toda la funcionalidad necesaria y la estructura
La alternativa son soluciones SaaS govtech ya validadas en el mercado, que evolucionan de forma continua, cumplen la normativa y permiten ahorrar costes y riesgos a largo plazo.
5. Depender de actualizaciones manuales
Un error habitual es no integrar el portal con las fuentes oficiales de datos: presupuestos, contratación, subvenciones, boletines oficiales…
Cuando la actualización depende de procesos manuales, el portal se desactualiza rápido y se convierte en una carga para el personal. Las automatizaciones permiten que la información esté siempre al día, reduciendo esfuerzo interno y aumentando la credibilidad.
6. “No aprovechar la visualización como motor de valor y cumplimiento”
Muchos portales se limitan a ofrecer gráficos básicos o estáticos que apenas cumplen con el expediente. Sin embargo, la visualización de datos es mucho más que un adorno: es la clave para transformar información compleja en conocimiento accesible para la ciudadanía.
Un portal de transparencia robusto debe permitir exportar los datos en formatos abiertos y reutilizables, lo que no solo facilita la explotación de la información por investigadores, periodistas o empresas, sino que además automatiza el cumplimiento de numerosas obligaciones y buenas prácticas.
Cuando los datos están bien estructurados y visualizados, se convierten en una fuente de valor estratégico: permiten detectar patrones, mejorar la toma de decisiones y multiplicar el impacto ciudadano de la transparencia.
7. Adoptar soluciones sin referencias sólidas ni validación previa
Uno de los fallos más graves es elegir herramientas que no cuentan con casos de éxito demostrables en administraciones públicas. La transparencia no es un terreno para la improvisación: una solución puede parecer atractiva en catálogo o en una demo, pero si no ha sido probada en contextos reales, el riesgo de problemas técnicos, falta de cumplimiento normativo o abandono del proyecto a medio plazo es altísimo.
La mejor garantía es mirar qué están haciendo las instituciones líderes en transparencia. Analizar qué plataformas utilizan, cómo han automatizado la conexión con sus fuentes oficiales de datos, qué indicadores publican y qué impacto generan en la ciudadanía ofrece una brújula clara para tomar decisiones seguras.
Apostar por soluciones validadas, escalables y con referencias contrastadas no solo reduce riesgos, sino que permite aprovechar buenas prácticas ya probadas, garantizando que el portal evolucione de manera sostenible y con impacto real.
8. Construir un “Frankenstein” de soluciones parciales
En no pocas ocasiones, las administraciones optan por contratar herramientas aisladas para cada necesidad —una para publicar contratos, otra para los presupuestos, otra para la participación ciudadana—, terminando con un mosaico de soluciones inconexas que generan duplicidades, sobrecostes y problemas de interoperabilidad.
Este enfoque fragmentado obliga a gestionar múltiples proveedores, con calendarios, soportes y lógicas diferentes, lo que dificulta tanto la sostenibilidad técnica como la comunicación eficaz con la ciudadanía.
La alternativa más eficiente es apostar por una plataforma integral de gobierno abierto, que combine en un mismo entorno la transparencia, la gestión de datos y la participación. De este modo, se facilita la integración con el ecosistema digital de la institución, se reducen barreras administrativas y se refuerza la coherencia de la comunicación institucional.
Una solución unificada no solo simplifica la gestión interna, sino que también ofrece a la ciudadanía una experiencia clara, ordenada y accesible, convirtiendo la transparencia en un verdadero motor de confianza pública.
Conclusión
Los portales de transparencia suelen fallar por razones repetidas: no equilibrar precio y calidad, tratarlos como webs genéricas, apostar por desarrollos propios sin futuro, publicar PDFs sin valor añadido, olvidar automatizaciones, usar visualizaciones pobres o confiar en soluciones sin experiencia probada.
La clave para evitarlos está en apostar por plataformas SaaS govtech validadas, que combinan tecnología robusta, cumplimiento normativo, automatización de datos y visualizaciones que realmente acercan la información a la ciudadanía.
La transparencia no debería ser un trámite: bien gestionada, es una palanca estratégica de confianza, participación e innovación pública.
